La importancia de la nutrición en la consolidación osea


La importancia de la nutrición en la consolidación osea


En el proceso de consolidación ósea, nuestros tejidos necesitan energía, proteínas y minerales que deben ser aportados a través de una correcta alimentación. Además diversos estudios demuestran que la suplementación nutricional también puede favorecer el proceso de recuperación.

Una dieta remineralizante y antiinflamatoria bien diseñada es fundamental en la recuperación de una intervención quirúrgica. La correcta nutrición también ayudará a tener un sistema inmunológico más fuerte y prevenir infecciones.

¿Qué necesitan nuestros huesos en el proceso de consolidación ósea y en que alimentos lo encuentro?

Proteínas: Una dieta pobre en proteínas disminuye la proliferación de células cartilaginosas y la actividad osteoblástica. Se debe balancear el consumo de proteínas y elegir siempre opciones magras y con un elevado valor biológico.

El pescado azul de pequeño tamaño es un alimento proteico muy conveniente en el periodo de recuperación, contiene ácidos grasos omega 3, calcio y vitamina D. Todos ellos fundamentales para la consolidación ósea.

Zinc: es el oligoelemento más abundante en el hueso. Existe un mayor riesgo de fracturas en pacientes con niveles bajos de zinc. Además es un mineral fundamental para tener un sistema inmunológico fuerte, participa en la división y el crecimiento de las células y en el proceso de cicatrización.

Alimentos que contienen zinc: pescado, marisco, germen de trigo, pipas de calabaza y el hígado.

Ácidos grasos omega 3: Son grasas esenciales con propiedades antiinflamatorias ampliamente estudiadas que cumplen un papel importante en la disminución de la inflamación durante el proceso de recuperación. Además se ha comprobado su efecto para evitar la osteoporosis y mejorar la remineralización ósea.

Alimentos ricos en omega 3: pescado azul y semillas de lino.

Vitamina D: es fundamental para poder absorber el calcio y el magnesio. El cuerpo la produce de manera natural a través de la piel mediante la exposición solar. No obstante, el pescado azul es una fuente alimenticia rica en esta vitamina. Es interesante valorar los niveles de vitamina D en sangre mediante una analítica sanguínea y suplementar con ella en el caso de que haya déficit antes de una operación, se trata de una carencia muy habitual en la actualidad.

Vitamina C: es una vitamina necesaria para la síntesis de colágeno, constituyente esencial de la matriz del hueso. Además es un potente antioxidante.

Alimentos que contienen vitamina C: naranjas, mandarinas, limón, tomate, brócoli.

Vitamina K: necesaria para la coagulación de la sangre y para la maduración de la osteocalcina, una proteína de la matriz ósea.

Alimentos que contienen vitamina K: acelga, espinacas, lechugas, achicoria, brócoli.

La vitamina K de origen alimentario necesita de las sales biliares para ser absorbida en el intestino, personas con obstrucción biliar pueden tener un mayor riesgo de sufrir carencias. La flora intestinal también produce vitamina K de manera natural, será importante valorar sus niveles en caso de tener que pasar largos periodos con antibióticos.

Calcio: principal mineral del hueso y fundamental en el proceso de consolidación. No obstante, necesita del resto de los nutrientes citados para su absorción y fijación en el hueso. Su consumo aislado no funciona si tenemos déficits del resto de los componentes que participan en su metabolismo.

Fuentes de calcio: sésamo, algas, lácteos, pescado azul, verduras de hoja verde, almendras y avellanas, soja.

El diseño de un plan nutricional rico en todos estos nutrientes y adaptado a sus necesidades según peso, edad, tipo de intervención quirúrgica y requerimientos metabólicos específicos, será de gran utilidad para conseguir una correcta recuperación y una consolidación ósea más eficiente.